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PIO en niños bajo sedación
Oberacher-Velten y cols investigaron los efectos del midazolam en la presión intraocular (PIO) en niños (72 ojos de 36 niños
sin glaucoma) que requerían anestesia general, mediante un tonómetro Perkins. Se realizaron mediciones de la PIO antes y
15 y 30 minutos después de la sedación con midazolam (1 mg/kg) por vía oral, y 5 y 15 minutos tras la indución de anestesia
general. La PIO media antes de la sedación (11.2), a los 15 minutos (10.9) y a los 30 min (10.7) tras la administración
de midazolam no fue significativamente diferente. Sin embargo, el descenso de la PIO a los 5 min (8.1) y a los 15 min (6.8)
tras la inducción de anestesia general fue estadísticamente significativa. Ver página 1102
Inhibición del VEGF y restitución de la malfunción de la barrera retiniana
Deissler y cols midieron los cambios en la resistencia eléctrica transendotelial y la expresión de claudina-1 como medida
de la permeabilidad celular y como indicador de las uniones densas funcionales, respectivamente, en celulas retinianas endoteliales
inmortales (‘immortalised retinal endothelial cells’ – iBREC), en ausencia y presencia de ranibizumab o KRN951 (inhibidor
de los receptores del vascular endothelial growth factor (VEGF)). Mientras que el VEGF165 disminuyó la resistencia eléctrica
transendotelial y la expresión de claudina-1 de forma concentración-dependiente, el tratamiento a largo plazo del iBREC con
factor de crecimiento fibroblástico básico y/o factor de crecimiento similar a la insulina tipo 1 no lo hizo. La reversión
completa de estos efectos se consiguió con el tratamiento prolongado con ranibizumab y parcialmente con la exposición a
KRN951. Estos hallazgos indican que el VEGF165, pero no el factor de crecimiento similar a la insulina tipo 1 o el factor
de crecimiento fibroblástico básico, es el principal responsable de los cambios de permeabilidad celular observados en las
celulas retinianas endoteliales, lo que sugiere que el VEGF es una diana terapéutica en el edema macular diabético. (Ver
página 1151)
Autofluorescencia del fondo de ojo de corta longitud de onda versus cercana a infrarrojos
Pilotto y cols compararon la autofluorescencia de fondo de corta longitud de onda estandard (‘standard shortwavelength fundus
autofluorescence’ - SWFAF) y la de longitud de onda cercana a infrarrojos (‘near-infrared-wavelength fundus autofluorescence’
- NIR-FAF) para la detección de la atrofia geográfica (AG) en degeneración macular asociada a la edad en 25 pacientes consecutivos
(36 ojos). En la región extrafoveal, el área total de hipoautoflorescencia (hypo-FAF) fue significativamente más amplia
con NIR-FAF que con SW-FAF (8.03 mm2 vs 7.37 mm2, respectivamente). En la región foveal, el área total de hypo-FAF fue menor
con NIR-FAF que con SWFAF (0.19 mm2 vs 0.42 mm2, respectivamente). En nueve casos (25%), el punto de fijación fue hypo-FAF
en SW-FAF, pero normal en NIR-FAF con sensibilidad retiniana conservada en microperimetría. Los autores concluyen que la
SW-FAF puede sobreestimar la AG en la región foveal y infraestimarla en la región extrafoveal. (Ver página 1140)
Correlación entre OCT de alta resolución y histopatología.
Yamauchi y cols investigaron la relación entre las imágenes de tomografía de coherencia óptica de alta resolución (OCT)
y la histopatología en un modelo en conejos de degeneración de fotoreceptores inducida por ácido yodoacético (IAA). En las
imágenes de OCT de las retinas control, el segmento interno/segmento externo de los fotoreceptores consistió una línea recta
bien definida que representaba correctamente la histopatología. En las imágenes de OCT de las retinas obtenidas de conejos
que sobrevivieron un día tras la inyección de IAA, la IS/OS no se observó, concordando de nuevo con las observaciones histopatológicas.
En las retinas de los conejos que sobrevivieron 4 meses tras la inyección de IAA, el segmento interno de los fotoreceptores
se conservó, y la IS/OS se visualizó como una línea parcialmente rota en las imágenes de OCT. Estos resultados también se
corresponden con los observados en la histopatología. (Ver página 1157)
Implante primario de lentes intraoculares en niños
Ram y cols reportaton los resultados de una encuesta retrospectiva de cirugía de catarata pediátrica con implante primario
de lente intraocular en 230 niños (381 ojos) (Grupo A: polimetilmetacrilato (208), Grupo B: hidrofóbicas acrílicas (144),
Grupo C: silicona (29)). La tasa de opacificación de la cápsula posterior (14-18%) no fue diferente entre grupos. Los niños
≤ 2 años presentaron un cambio refractivo miópico. La agudeza visual logMAR fue ≥ 0.3 en el 62% de los ojos con cataratas
bilaterales y el 31% con cataratas unilaterales. Los autores concluyen que la cirugía de catarata pediátrica con implante
de LIO primario es segura. Los cambios refractivos y la opacificación de la cápsula posterior son los principales problemas
para conseguir un resultado visual óptimo. (Ver página 1086)
Defecto refractivo en síndrome de Down
Al-Bagdady y cols estudiaron el desarrollo y distribución de los defectos refractivos en 182 niños con síndrome de Down.
De promedio, los niños eran hipermétropes en todas las edades, con una gran variabilidad de defectos refractivos. La prevalencia
de astigmatismo oblicuo significativo aumentó con la edad y fue altamente prevalente (45%) durante la adolescencia. Longitudinalmente,
no se observó un cambio significativo en el componente esférico del defecto refractivo. La prevalencia de astigmatismo oblicuo
aumentó con la edad y fue elevada (45%) en los adolescentes. Las observaciones de los autores proporcionan más evidencia
del fracaso de la emetropización. El desarrollo del astigmatismo oblicuo puede ser mecánico. (Ver página 1091)
Elevación sostenida de la presión intraocular (PIO) tras inyecciones intravítreas de agentes anti-VEGF
Good y cols describen la tasa de aumento de la PIO en 215 ojos que recibieron inyecciones intravítreas de agentes anti-VEGF
para el tratamiento de la degeneración macular asociada a la edad, forma húmeda. Los datos fueron analizados de forma retrospectiva
respecto a la frecuencia de inyecciones, el número de inyecciones y los cambios de PIO. El 6% (13) de los ojos presentaron
elevación sostenida de la PIO que requirió tratamiento médico o intervenciones mediante laser (bevacizumab, 9.9% (10/101);
ranibizumab, 3.1% (3/96)). Los pacientes con glaucoma pre-existente experimentaron tasas superiores de PIO elevada comparados
con los pacientes sin glaucoma pre-existente (33% vs 3.1% respectivamente). Los autores concluyen que la incidencia de PIO
elevada sostenida en pacientes que recibieron inyecciones intravítreas de anti-VEGF es significativa, con un riesgo mayor
en pacientes con glaucoma pre-existente. Se requieren estudios prospectivos para verificar estos hallazgos (Ver página 1111).
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